Inglaterra es el Titanic y que se entienda la metáfora. Es el buque insignia de la Eurocopa 2024 por plantilla, futuro y sensaciones de sus jugadores a lo largo de la temporada. Sin embargo, al combinado de Gareth Southgate se le hizo larga la travesía en el Grupo C y Eslovenia formó tal iceberg indestructible que todo quedó como empezó. En el 0-0 para despedir la fase de grupos por la puerta de atrás. Lo contrario en el equipo de Matjaz Kek, que estará en la siguiente ronda al ser mejor tercera que Hungría y Croacia. Pasan 4 y supera a 2. Matemáticas puras.
Tal rumbo pilló el encuentro que, quizás, lo más destacado en los 'whites' fue el debut de Cole Palmer. El futbolista del Chelsea que se congela en sus celebraciones se estrenó en la competición 250 minutos después del pitido inicial en la primera jornada. Ese es el tiempo que ha tardado su seleccionador en darle la oportunidad al '24'. Precisamente, quien tuvo la ocasión del 1-0 en el añadido. No acertó en la definición, sí en la manera de agitar la contienda. Él y sin olvidar a Kobbie Mainoo en el eterno debate de quién debe acompañar a Declan Rice en la medular.
Horripilante
Difícil de explicar la idea de los 'three lions' en la primera mitad. Bien por manejar la posesión, aunque sin renunciar a lo fácilentre centrales. Sin traspasar líneas. Sin romper fronteras. Sin desmarques hábiles. Sin velocidad en la circulación. Sus compases inicialesno destacaron por su belleza. Es más, fue horripilante. Si no aparecían Jude Bellingham, Phil Foden o Bukayo Saka, un 0 a la izquierda. Absolutamente nada. Precisamente, a raíz de los renacimientos del '11' y el '7' llegó el gol anulado.
Declan Rice recibió en el perfil izquierdo. Con el '4' en la espalda, hizo de '10'. Fue una auténtica maravilla la entrega hacia el espacio del talento del Manchester City. El que controló y le dejó el 1-0 en bandeja a la joya del Arsenal. Sin embargo, Clément Turpin denegó la petición de estrenar el marcador por fuera de juego en el arranque del '47' de los 'citizens'. Frustrante, pero clarísimo. Todo ello con una Eslovenia relativamente cómoda interpretando la lectura del juego. Sin concedery buscando el milagro de la Eurocopa.
Le faltaron centímetros a Kane
Lo malo se critica y lo bueno se resalta. Porque Inglaterra aceleró la marcha cuando se vio con el agua al cuello. Antes de llegar al descanso, le faltaron centímetros a Kane. Kieran Trippier propulsó un centro que se fue cerrando hacia el marco de Jan Oblak. El delantero del Bayern de Múnich se estiró, pero no alcanzó el envío en el segundo palo. Sin olvidar el blocaje del guardameta del Atlético de Madrid al golpeo centrado del capitán vestido de blanco. Esto cambiaba en el segundo acto... o fiasco a la vista. El que ya calentaba en la banda.
Llevartoda la Eurocopa con la mosca detrás de la oreja en el centro del campo no debe ser sencillo.Trent Alexander-Arnold no termina de funcionar. ¿Conor Gallagher? Única novedad... y más de lo mismo. Por ello, se introdujo a Kobbie Mainoo para probar algo distinto tras el paso por el túnel de vestuarios. La modificación tuvo su efecto, pero fue insuficiente en términos generales ante una Eslovenia que no se debilitó conforme el paso del tiempo. El sueño era demasiado grande, estaba muy cerca y lo que pasaba en el Dinamarca-Serbia beneficiaba demasiado.
Gareth, ya era hora
Surgieron los acontecimientos y llegó lo que todos deseaban. Puestos a ser sinceros: Gareth Southgate, ya era hora. Cole Palmer ocupó la banda de Bukayo Saka. El talento del Chelsea duró 250 minutos sin salir del banquillo en los 2 compromisos anteriores y el presente. Dice el refrán que a la tercera va la vencida y su seleccionador se lo tomó al pie de la letra. A partir de aquí, Phil Foden se desplazó hacia el centro y todo el carril izquierdo quedó bajo propiedad de Kieran Trippier. Muchas modificaciones, aunque pocos síntomas en el desarrollo del juego.
Declan Rice protagonizó de los pocos acercamientos notables. El balón cayó suelto en la periferia del área y el centrocampista no se lo pensó en demasía. Probó fortuna armando la volea que se marchó por línea de fondo sin crear peligro. Los nervios guiaban a los 'three lions' y Marc Guéhi lo ejemplificó de maravilla. El central del Crystal Palace vio la tarjeta amarilla porque no le quedó otro remedio. Falló en un control orientado, Andraz Sporar le birló el esférico y se marchaba en dirección Jordan Pickford. Era eso o poner a su país en un serio compromiso.
Final 'feliz'
Ya sobre la bocina, Harry Kane se plantó en territorio peligroso y encontró a Cole Palmer habilitado en la derecha. Fueron caprichos del destino. Porque, por toda la polémica con el '24' sin entrar al verde en todo el certamen, estaba claro que la iba a tener. Quiso rematar con calidad por bajo, pero Jan Oblak atrapó con seguridad y sin sorpresas. Además, Trent Alexander-Arnold sufrió la impotencia en sus carnes al mandar a la grada un lanzamiento desde el borde de la cazuela que lo pudo cambiar todo. O al menos, salvar los muebles en las expectativas, que son muchas. Quizás demasiadas.
En definitiva, final 'feliz' para Esloveniacon comillas para los 'whites'. En unos por ser líderes pese al sabor de boca que le deja el desenlace previo a los octavos de final. A la hora de la verdad. En otros por hacer historia y dejar a Serbia fuera del cuadro que importa. Hungría y Croacia no le superan y las cuentas permiten que el plan de Matjaz Kek pueda pelear por el sueño de ser la gran revelación de la Eurocopa 2024. Nada de 1912, historias de amor ni desgracias humanas. Inglaterra es el Titanic al representar metafóricamente a un transatlántico que se la pega por accidente.
